martes, 21 de octubre de 2008

UN INTENTO DE SINTESIS.

Queridos amigos, todos:

Intentaré describir lo que me parece central, fundamental en todo este asunto del condo-hotel.

Que quede claro. No se trata de oponerse a la construcción de un proyecto específico, en este caso el condo-hotel. Un SÍ, un rotundo SÍ a nuevos proyectos generadores de empleo, hoteles, condo-hoteles, etc., dentro del marco legal y regulatorio que entre todos hemos establecido.

El problema es que el condo-hotel representa el choque entre dos visiones muy distintas, excluyentes, del desarrollo de la ciudad.

Una, la del actual Programa de Desarrollo Urbano de Centro de Población (PDUCP) La Paz, que presenta la visión de una ciudad que -entre otras cosas y para centrar la discusión en el tema que nos ocupa- conserve las características de construcciones de baja altura, sobre todo en lo que comúnmente denominamos Zona Centro y Malecón.

La segunda visión es la del Paseo Álvaro Obregón con muchos edificios de 9, 10 ó incluso más niveles, con todos los problemas de sobrecarga de la infraestructura de servicios y vial que esto conlleva, por no mencionar los impactos sociales.

Autorizar una construcción de 10 niveles de altura donde el PDUCP sólo permite 4, independientemente de la irregularidad que implica desde el punto de vista legal, es sentar el precedente para autorizar muchas otras construcciones que rebasen los 4 niveles.

Esto significa cambiar, radical pero sobre todo irreversiblemente, la visión estratégica del desarrollo de la ciudad establecida en el PDUCP, que es el instrumento creado precisamente para regularlo.

No hay nada malo cuando una visión estratégica se modifica o se ajusta a nuevas realidades. En cualquier caso, esa transformación debe estar plenamente justificada y realizarse de la misma manera en que se definió la visión anterior, con la participación de los mismos actores sociales. Además, así lo marca la ley.

Pero lo que sí debemos evitar a toda costa, por los altos costos sociales y políticos que puede tener, es autorizar algo sabiendo de antemano que se convertirá en una modificación de facto al PDUCP, pero discrecional y fundamentalmente, ilegal y que transforma radicalmente la visión colectiva del desarrollo de la ciudad a capricho de un grupo o un promotor.

Si la población, los sectores productivos y las autoridades acuerdan modificar la visión del desarrollo de la ciudad, que bueno, que se haga. Pero que se haga como debe hacerse, siguiendo los procedimientos establecidos en la ley.

Usted, amigo lector, ¿Qué piensa? ¿Qué prefiere? ¿En cual de las dos posibles La Paz eligiría vivir?

mogotito

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