jueves, 25 de septiembre de 2008

Análisis de "Un compromiso con La Paz"

Un lector me hizo llegar copia de un documento de 9 páginas que circula en Internet, titulado “Un compromiso con La Paz. Que queremos y que debemos hacer”.

Aunque en él no se hace referencia expresa a lo que en este Blog se ha venido exponiendo, me parece necesario analizarlo, aclarando puntos de coincidencia y de diferencia, por claridad de conceptos y en beneficio de todos los lectores.

Antes de empezar, es necesario recordar y hacer unas, mínimas, precisiones de lo que aquí se ha venido exponiendo y exigiendo, con respecto al asunto del condo-hotel:

1. Que las autoridades respeten y hagan valer los reglamentos, normas y leyes vigentes.

2. Que no otorguen autorizaciones discrecionales ni pretendan ejercer facultades de las que carecen.

3. Que se tome en cuenta que la solicitud del proyecto es amañada, por la cuestión del “subterráneo” y el número de niveles, razón en si misma más que suficiente para desecharla.

Estos son los temas centrales que aquí se han venido manejando. Hay que recordar también que no se ha expresado ninguna opinión que vaya en contra del progreso y desarrollo de nuestra ciudad, y tampoco se ha manejado nunca como argumento aquello de que “… le tapa la vista a …”.

Una vez asentado esto, analicemos el documento. Pido una disculpa por anticipado si este blog resulta demasiado largo, pero la materia así lo demanda.

En sus primeras dos páginas hace un breve esbozo histórico y menciona, con optimismo, coincidiendo con lo que aquí hemos dicho, que los proyectos que actualmente están en marcha en La Paz, hacen pensar que podremos lograr el desarrollo que deseamos, sin sacrificar el estilo de vida de la ciudad.

Luego, invita a reflexionar sobre lo que queremos y lo que debemos hacer, “sin falsas actitudes ni enmascaramientos de un pasado”, mientras habla de la necesidad de generar empleo, asunto en el que de nuevo coincidimos, y a que esta reflexión se haga “racionalmente despojados de consideraciones falsas e irresponsables”.

Desafortunadamente, en ninguna parte precisa cuales son las actitudes falsas, o los enmascaramientos de un pasado. Tampoco, cuales son las consideraciones falsas e irresponsables. Por no mencionar qué sería lo irracionalmente que, por oposición, se deduce de su racionalmente. Se requeriría la precisión de estas cuestiones por parte del autor para poder debatirlas.

Inicia la página 5 con un párrafo que incluye la siguiente frase: “Es necesario revisar reglamentos y ordenamientos que nacieron de criterios de aquellos que viven bajo la sombrilla protectora de un salario devengado en la burocracia y que desgraciadamente no tienen la experiencia de los riesgos que representa la empresa privada ni la necesidad de aquellos que no cuentan con esa sombra protectora.”

Para empezar, los reglamentos y ordenamientos se revisan cuando la necesidad social de hacerlo se justifica plenamente, como marca la ley, no en función del juicio que alguien haga del criterio de los funcionarios que hayan participado en su elaboración.

Por otro lado, es una expresión profundamente despectiva de quienes viven de su trabajo o empleo en la administración pública. Ensalza la experiencia de los riesgos de la empresa privada. En fin. ¡Vaya prejuicio! ¿Ignora u olvida que ha habido y hay muchos funcionarios y muchos empresarios, que se han desempeñado y se desempeñan igualmente bien en ambas funciones?

Luego menciona que no hay que poner “argumentos quiméricos de tecnicismos”, pero de nueva cuenta omite precisar cuales son, por lo que no hay materia para debatir.

Después menciona que se deben “…aprovechar los proyectos verticales hoteleros y condomínales (sic) en tantos y cuantos lugares sean susceptibles de construirse…”, punto en el que de nuevo coincide con lo que aquí hemos expuesto. La única diferencia estriba en que en este blog se entiendo por susceptible allí donde lo permiten los reglamentos y el PDUCP.

En la página 6, otra joya: “No caigamos en la trampa de programas de desarrollo o reglamentos instrumentados al margen de los verdaderos actores del desarrollo; los que invierten y los que trabajan, de aquellos que queremos oportunidades reales simplemente, porque se lleno el requisito de una consulta pública de puro trámite.”

¿Las normas y reglamentos legales vigentes, que nos hemos dado, el PDUCP son trampas? Vaya. Yo creo que los verdaderos actores, son aquellos que se toman en serio su responsabilidad de involucrarse en la planeación participativa (así dice la ley), no los que simplemente descalifican -sin proporcionar los argumentos racionales que exigen de otros- el quehacer de los demás. Y las consultas públicas en las que, habiendo tenido la oportunidad de participar, al parecer no lo hicieron.

Luego, de nueva cuenta coincide con lo aquí expuesto, en que si es necesario revisar los instrumentos, que se haga. Pero, apunto, participativamente y tomando en cuenta la participación de todos los sectores, como marca la ley.

En la página 7, con este párrafo expresa su opinión acerca de la obstrucción a la vista: “Es irracional y poco equilibrado pensar que un edificio alto que puede, con una buena arquitectura ser icono (sic) citadino, le tape la vista a la bahía a alguien que transite o viva en calles paralelas al malecón, alegar una posición de este tipo es verdaderamente necio y estúpido.”

En su siguiente párrafo, página 8, dice: “?. El romanticismo cuando se aplica a resolver posiciones irresponsables y mezquinas como “nos taparan la vista a la Bahía” se convierte en nocivo y degradante,…”

Veamos. No se puede negar que una construcción con la altura de la que se pretende construir, tapará u obstruirá de alguna manera la vista desde algunas partes de la ciudad. Eso es un hecho, pero como anoté al inicio, esto no es un argumento que aquí se haya esgrimido en contra del proyecto. Lo que sí me parece irracional, poco equilibrado, necio, estúpido, irresponsable y mezquino, por utilizar sus mismos adjetivos, es negar que el “ícono” propuesto obstruye, aunque sea parcialmente, la vista.

Por otro lado, sé que hay muchas personas molestas y a quienes el edificio sí obstruiría la vista, como son para empezar, quienes adquirieron del mismo grupo promotor sus casas o condominios en la Colina del Sol -con el atractivo del paisaje incluido-, paisaje que ahora les pretenden tapar. En el mismo caso están quienes adquirieron sus casas en el conjunto vecino que está en construcción. Muchas de estas personas son profesionales y están bien informadas, y antes de comprar verificaron el tipo y altura de construcciones que pudieran levantarse frente a ellos. Las normas autorizan 4 niveles, lo cual aceptan de buen grado, pero ¿10? ¿11? Esto definitivamente les afecta la vista, y están en su pleno y legítimo derecho de inconformarse y proceder en consecuencia si se otorga una autorización para construirlo a costa de violar la norma. Ahora, resulta que romanticismo es exigir que se cumpla la ley… Y además, es ¡nocivo y degradante!

El documento concluye haciendo un doble llamado. El segundo, a que “nos desprendamos de atavismos negativos y sin ningún sutento (sic) real mas que el no permitir hacer por el simple hecho de la oposición por la oposición misma.” De nuevo, omite decir cuales son esos atavismos y olvida que el sustento es la exigencia de que se cumpla con la norma, lo que de ninguna manera se puede interpretar como oposición por la oposición misma.

Termino coincidiendo con su primer llamado, en el que convoca a los paceños a salir del “marasmo secular”, a rescatar y conservar lo bueno que tenemos. Por mi parte, sinceramente felicito a los actores económicos paceños que asumen responsablemente su papel promotor y de desarrollo, arriesgando sus recursos, etc. Simplemente, es necesario repetirlo una y otra vez, espero que lo hagan dentro del marco normativo vigente y sin exigir de las autoridades complicidades ni actuaciones discrecionales.


mogotito

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